La huelga que nos separa


Cuando sos emprendedor/a, no te podés dar el lujo de hacer huelga, piquete o manifestación.

No importa que tan justos sean tus reclamos o tan reales sean tus necesidades, solo queda seguir esforzándote y dando lo mejor de vos, deseando que en algún momento, la situación sea más propicia.

No podés hacer un reclamo salarial con un aumento del 100%, porque eso significa decidir aumentar los precios/honorarios para equiparar la inflación y corrés el riesgo de quedarte sin clientes.

No podés hacer huelga y dejar de trabajar porque no recibiste los pagos que esperabas, no vendiste lo suficiente o lo que cobraste no alcanza para vivir bien, invertir y que te quede ganancia.

No podés hacer una manifestación porque no recibis aguinaldo, no tenés vacaciones pagas o tu jefe (Dios o vos mismo) te hace trabajar 12 horas por día y se olvida de fin de semanas y feriados.

Cuando sos emprendedor/a cada acción y cada decisión afecta tu vida de manera trascendental y la elección o indiferencia de tus clientes se vuelve el termómetro que marca tu estabilidad económica.

Cuando sos emprendedor/a,  no le podés echar la culpa a nadie de lo que no funciona. Aprendés a reinventarte cada semana para ofrecer lo mismo de diferente manera y usas tu tiempo libre para planificar estrategias o difundir en las redes sociales.

Cuando sos emprendedor/a, tu trabajo es tu casa y tu casa es el trabajo y hasta el lugar del reposo, se convierte en oficina improvisada, para responder correos, mensajes y comentarios.

Cuando sos emprendedor/a, las recompensas no son siempre inmediatas y muchas veces el esfuerzo es más intenso que el premio.

Si elegiste la comodidad de un trabajo estable, honra tu vocación y tu talento, brindando lo mejor de vos siempre. No importa si hacés bien o mal tu tarea, a fin de mes te espera una paga segura y planificas tus vacaciones y aguinaldos antes de que lleguen.

La sociedad y el sistema no son justos para nadie, porque aún debemos aprender como comunidad, a respetar y valorar el esfuerzo de cada persona, a reconocer los derechos del otro y disfrutar hacer lo mejor con lo que tengo, sabiendo que en mi entrega muchos mejoran su vida.

Cuando hacemos algo mal o dejamos de hacer lo que nos corresponde, perjudicamos al de al lado y sobre todo nos perjudicamos a nosotros mismos. 

La vida es una espiral y tarde o temprano, recibimos lo que damos, en la misma medida y la misma intensidad.

Lee la última oración otra vez.
Bendiciones
Susannah Lorenzo ©
Tejedora de Puentes

#redemprendedora
#yosumo
#derechos 


Comentarios

Entradas populares de este blog

La fantasía de Jesús

Enojo justificado

Príncipe de la Paz