Creer para Vivir Milagros

 Muchos de nosotros hemos aprendido, o estamos aprendiendo  a cambiar el paradigma de ‘ver para creer’ por ‘creer para ver’.  Sin embargo, en ambas posturas o formas de pensar, ‘ver’ nos coloca en la posición del espectador, el testigo de los milagros que suceden a nuestro alrededor.

Por eso hoy, quiero proponer un cambio aún más profundo: Creer para Vivir Milagros.




Hay milagros pequeños y hay milagros grandes.  No necesitamos que Lázaro vuelva a la vida después de 4 días de estar muerto físicamente.  En verdad, si cultivamos nuestra capacidad de asombro y nos abrimos al potencial infinito de los sucesos inesperados, somos capaces de co-crear milagros siempre, en Dios y con Dios.

Según la Real Academia Española un milagro es un hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a origen sobrenatural de origen divino. Sobrenatural es algo que excede los términos de la naturaleza, entendiendo como naturaleza la virtud o la propiedad de los seres y cosas.  Es decir, que si una persona tiene una naturaleza agresiva (adquirida o heredada), podría ser un milagro que por intervención divina, encontrara la paz en su ser y sus relaciones.

El libro Un Curso de Milagros define «milagro» como la elección consciente de hacer que la mente cambie, incluyendo sus efectos no observables en las mentes de los demás.



Desde mi mirada,  un milagro es la transformación de lo aparentemente imposible en algo posible a través de la manifestación Divina en nuestro interior y en nuestro mundo exterior.


Ahora bien, para que suceda un milagro, no alcanza con la intervención Divina, pues Dios se vale de los seres humanos y su libre albedrío para que se haga Su Voluntad sobre la faz de la Tierra.  Es necesaria también la intervención humana, ya sea a través de la oración y la plegaria o a través de la fe y confianza sostenida en que todo es posible en Dios y con Dios.  La predisposición humana y la buena voluntad nos convierten en mensajeros de la Gracia Divina y en co-creadores de milagros.


Creer para Vivir Milagros nos recuerda que nuestra intervención es tan necesaria como la intervención Divina y que si sólo somos espectadores pasivos, no comprenderemos realmente la importancia de aún los milagros más pequeños.

Elijo  creer que Vivo al menos un Milagro cada día.




Vivimos un Milagro…

Cuando respiramos en calma a pesar de no tener certezas.

Cuando logramos aquietar la mente y el susurro de Dios se vuelve claro y perceptible.

Cuando elegimos merecer la buena vida y descreemos de agoreros.

Cuando el amor puede más que el miedo.

Cuando la luz y la oscuridad comulgan verdades y danzan en el punto medio.

Cuando las personas comunes se dejan guiar por señales e intuiciones y llaman a nuestra puerta con la ayuda necesaria.

Cuando dejamos que nuestros pasos se conviertan en las sandalias de Jesús.

Cuando permitimos que nuestras palabras sean el eco de la voz y voluntad Divina.

Cuando usamos nuestras manos en la Gracia del Espíritu Santo.

Cuando podemos ver a Dios aún en la imperfecta deformidad de un ser humano maltrecho, en su interior o en su cuerpo.

Cuando creamos belleza desde las esquirlas de la destrucción.

Cuando la vida nos roza una herida y ya no reaccionamos desde el dolor y el miedo.

Cuando nos miramos al espejo y estamos en paz con quién somos y cómo somos.

Cuando ejercemos la libertad de compartir los dones que nos fueron concedidos por la Gracia del Espíritu Santo.

Cuando obramos desde el corazón habitado por Dios que nos impulsa a convertirnos en su abrazo, su caricia, su arrullo, su pócima, su respuesta o su guía, para quien ha orado pidiendo Asistencia Divina.

Susannah Lorenzo / Tejedora de Puentes

Podcast 16 – Creer para ver milagros

Después del Podcast con el texto de esta publicación, escucharás los 50 Principios de los Milagros del libro Un Curso de Milagros.

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