De pecadores y virtuosos
Desde un aspecto legal, todo ciudadano es inocente hasta que se demuestre lo contrario, no puede declararse culpable a menos que haya pruebas fehacientes en su contra.
Desde el punto de vista de muchas doctrinas
religiosas, es lo contrario: somos todos
pecadores (culpables) por nuestra naturaleza humana, propensos a faltar a los
10 mandamientos y cometer cada uno de los 7 pecados capitales.
No estoy aquí para cuestionar doctrinas,
sistemas o mandatos religiosos; tampoco para establecer una postura de lo que
está bien y lo que está mal. Este es un Ejercicio
Pensante bastante incómodo cuya única finalidad es acompañarnos en una
reflexión que nos permita despertar y ampliar nuestra consciencia. Así es que te invito a prepararte tu bebida
preferida (no alcohólica) y leer
(escuchar) desde una mente abierta y neutral.
Las enseñanzas impartidas a los niños a través
del catecismo, las escuelas dominicales y otras prácticas ‘educativas’
establecidas por cada institución religiosa, se convierten en una forma de
programar los pensamientos y actitudes de las futuras personas adultas. De algún modo, las oraciones y rezos se
convierten en una forma de PNL (programación
neurolingüística), condicionándonos a través del miedo, la culpa, y la
vergüenza.
Suena un poco contradictorio que hayamos sido
creados a imagen y semejanza de Dios nuestro Padre y sin embargo, que
aprendamos a repetir en cada misa de domingo que no somos dignos de que entre
en nuestra casa, de que nos habite en nuestro corazón.
Crecemos aprendiendo que somos todos pecadores,
unos más y otros menos, enfocados en esa tendencia a pecar e ir por el mal
camino. En coherencia con esa
presunción, repetimos (aunque no sea
verdad) una oración que dice más o menos así:
“yo
pecador me confieso; confieso que he pecado (mucho) en pensamiento, palabra,
obra y omisión” y luego nos golpeamos el pecho
repitiendo: “por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa”.
No te vayas aún, no estamos aquí para hablar de
religión sino de algo más profundo, esto es sólo el contexto de una forma de
programación de formas mentales que duplicamos, imitamos, repetimos y sostenemos
aunque no sean efectivas para nuestro bien mayor y sobre todo, no nos
conviertan en personas más espirituales.
Si hablamos de energías, todo aquello donde
enfocamos nuestra atención, como una plantita que regamos a diario, es lo que
florece, se multiplica y crece.
Estamos acostumbrados a pensar que somos todos
pecadores y andamos siempre a la caza y persecución
de identificar y castigar los pecados propios y ajenos; como si el mundo fuera
a mejorar porque hubiera más cazadores y más castigo para los pecadores.
No solamente nos enfocamos en nuestra condición
de pecadores y en espiar los pecados de otros (ya sea para ponerlos en
evidencia o criticarlos), sino que la base de la riqueza y la economía mundial
está alimentada de pecados y sostenida por pecadores.
Hagamos un repaso para recordar de qué estamos
hablando:
La
soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza son las
En cuanto a los 10 Mandamientos recibidos por
Moisés, tenemos:
1. No
tengas otros dioses además de mí.
2. No
te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el
cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas
debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores.
Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son
malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta
generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis
mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones.
3. No
uses el nombre del Señor tu Dios en falso. Yo, el Señor, no
tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en falso.
4. Acuérdate
del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo
lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo
para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni
tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni
tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que
en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo
que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso
el Señor bendijo y consagró el día de reposo.
5. Honra
a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que
te da el Señor tu Dios.
6. No
mates.
7. No
cometas adulterio.
8. No
robes.
9. No
des falso testimonio en contra de tu prójimo.
10. No
codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su
esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca».
Cuando hablo de que la economía mundial está
sostenida en el pecado, hablo de que la mayoría de las sociedades, empresas y
potencias, hacen lo que es conveniente desde un aspecto económico y de poder.
Pero podemos bajar varios escalones y tomar como
ejemplo algo cotidiano y que todos como humanidad consumimos a diario: películas, videos, novelas, series, canales
de noticia y contenidos en las redes sociales. Lo que vende, lo que reditúa, lo que gana
seguidores, lo que posiciona un contenido, no es la virtud, sino el pecado. Y no hablamos sólo de ficción, hablamos de la
realidad repetida y multiplicada a través de la recreación de casos reales,
poniendo el foco en: traiciones, lujuria,
avaricia, infidelidades, abusos, violaciones, terrorismo, crímenes, robos,
calumnias, mentiras, envidia, codicia, avasallamiento, esclavitud, explotación,
soberbia, ira, gula, pereza y otras miserias humanas. Cada vez que vemos una serie, una película,
una noticia o vídeos que repiten las atrocidades sufridas por otras personas,
no hacemos más que alimentar esa energía, y sobre todo, cuando adoptamos una
postura condenando a quien creemos lo merece.
Las virtudes no venden, no generan seguidores, ni vuelven más
redituable un canal, tampoco lo hace la verdad, la honestidad, el amor verdadero
y la consciencia energética responsable.
Hagamos un juego imaginario, si quitamos de las
plataformas de contenidos, redes sociales, cadenas de noticias, la industria cinematográfica
y otros canales de streaming y difusión los contenidos basados en el morbo de
hurgar en los pecados y miserias de las personas, ¿qué nos queda? ¿Cuánto contenido queda?
Si salimos de las pantallas y dispositivos
electrónicos y nos situamos en el aula de una escuela, en un patio de juegos,
en un parque de niños, en una oficina, en una sala de profesores o en una gran
empresa: los virtuosos sufren de
bullying, son el hazme reír de los otros, son criticados y muchas veces
agredidos o limitados. Para ser
aceptado por la manada, para ser considerado parte del equipo, para ser ‘respetado’
como miembro confiable, debes ser capaz de: mentir, no dejar en evidencia la
mediocridad, no brillar demasiado, no ser abiertamente honesto, no ser
vulnerable ni sensible, ser capaz de cometer algún pecado y vanagloriarte de
ello, seguir las tendencias y dejarte manipular por el sistema que te da cobijo;
y sobre todo, no mostrar tus dones espirituales ni predicar con ejemplo las
virtudes que todos detestan.
¿Qué
sucedería si creciéramos incentivando verdaderamente y cultivando nuestras
virtudes, dones y talentos?
Es decir, todos nacemos con la misma capacidad
de ser virtuosos o pecadores, y lo que elijamos como patrón de conducta y forma
de pensamiento, será afectado por nuestro entorno, nuestros guías y educadores
y por nuestro libre albedrío.
- Según
la Real Academia Española, una persona virtuosa se ejercita en la virtud u obra según ella. En cuanto los
adjetivos que son consideramos sinónimos, tenemos: integro, honrado, honesto, decente, bueno, bondadoso, ético, puro, moral.
- Respecto
a la palabra virtud, hay dos significados que me encantan: Integridad de ánimo y bondad de vida
y por otro lado, Disposición de la persona para obrar de acuerdo con determinados proyectos ideales como el bien, la verdad, la justicia y la belleza.
Me pregunto si nuestra actitud,
nuestras prioridades, nuestra afinidad y nuestra atención enfocada serían diferentes
si aprendiéramos a mirar y valorar, desde muy pequeños, nuestras virtudes y las
virtudes de otras personas.
A mis casi 60, soy la niña inquieta
y curiosa en las clases de catecismo: ¿por
qué somos educados desde el miedo y la culpa? En PNL, hablamos de
comunicación asertiva y de reprogramar nuestra mente desde afirmaciones
positivas. Entonces, me gustaría hablar
de las 7 Virtudes Divinas, en vez de los 7 pecados capitales y me gustaría
reescribir los 10 Mandamientos desde el Ser Virtuosos, hijos de Dios hechos a
su imagen y semejanza, divinamente imperfectos.
Entre las 7 Virtudes Divinas podemos
incluir:
·
Justicia
·
Fortaleza
·
Templanza
·
Tolerancia
y perdón
·
Paz
y bondad
·
Armonía
y creatividad
·
Sabiduría
Si pudiera reescribir los 10 Mandamientos, haría algo como esto:
- Reconoce, recuerda y acepta que eres hijo/a de Dios, sé fiel a Su presencia en tu corazón y honra su Divinidad en tu palabra, tus acciones, tus silencios, tus pensamientos y tus sentimientos.
- Honra y respeta la Divinidad y el Espíritu que habita en cada ser vivo, aprendiendo de cada uno lo que tu Alma y necesite y compartiendo tu aprendizaje para enriquecer cada vínculo.
- Recibe, acepta y honra cada una de las gracias y dones que el Espíritu Santo te ha concedido, para ser co-creador/a de milagros, emisario/a de la Voluntad Divina y servidor/a del Plan Divino para el bien mayor de todas las personas que llegan a tu vida.
- Dedica un momento cada día para sostener tu práctica espiritual y respirar en Dios y con Dios. Dedica también un día a la semana para la contemplación, la devoción espiritual, el Puente con Dios y sobre todo, para aquietar la mente mundana y escuchar la Voz del Espíritu.
- Acepta, toma, honra y celebra a tu padre y tu madre biológica, porque son la primera evidencia física de manifestación y Divina Providencia en esta encarnación, en tu vida terrestre, aquí y ahora.
- Honra la vida en todas sus formas, sostén y cuida tu aliento divino y el de cada ser vivo que te cruzas en la vida. Aquello que das, recibes; aquello que cultivas con tu energía, se multiplica; elige cuidadosamente tus pensamientos, palabras y acciones. Todo lo que haces a otro, te lo haces a ti mismo.
- Honra y celebra tu energía sexual, como energía sagrada creativa. Cuida y protege tu cuerpo físico, tu cuerpo mental, tu cuerpo emocional y tu campo energético. Cada persona con la que estableces una relación física y un vínculo emocional y energético, deja una huella y un rastro de lo que es y de lo que trae consigo (propio o ajeno). Tu cuerpo es tu templo, el templo donde Dios habita y expresa su Amor y su Luz.
- Si recibes algo que sea con amor y con gratitud. Si tomas algo, que sea por derecho y merecimiento divino, en respeto y equilibrio energético para ti y las demás personas involucradas. El Universo buscará siempre el equilibrio entre el dar y recibir, honra esa ley de intercambio. Aquello que valoras, será valorado en ti también.
- Que tus palabras sirvan sólo para expresar la Verdad, aquello que es coherente con tu alma, tu mente, tu corazón y tu espíritu. Guarda silencio cuando no puedas o no quieras herir desde la honestidad y la sinceridad. Cuando sostienes sólo la verdad en tus palabras, tus acciones, tus pensamientos y tus sentimientos, te conviertes en un canal limpio y puro para que Dios pueda usar tu voz.
- Celebra los logros, riquezas y alegrías ajenas. Descubre en tu interior la abundancia que tú puedes crear. Desea sólo aquello que te de paz, y sueña con hacer de tu vida un remanso, sin expectativas ni condicionamientos. Aquello que tu Alma necesita, está disponible para ti cuando abres tu corazón y aquietas tu mente.
- Nada ni nadie nos pertenece; somos todos chispas de Divinidad Sagrada interactuando en un baile cósmico orquestado por Dios; somos hebras de colores mágicos siendo tejidos en un inmenso telar del que Dios sólo conoce el diseño; somos piezas de ajedrez, limitadas cada una por su capacidad de movimiento y su nivel de consciencia, mientras Dios contempla el tablero y define el juego según la decisión y la elección que cada persona (pieza) hace.
- Somos lo que somos Aquí y Ahora; la bendición y el milagro existen en el preciso instante en que despertamos, respiramos e inspiramos a otras personas.
Me
gustaría que tanto la espiritualidad, como los aprendizajes de nuestra vida, no
fueran a partir del miedo, la culpa, la vergüenza o incluso a través del
condicionamiento del castigo. Me
gustaría que fuéramos educados y educáramos desde el bien que nos hace y
hacemos cuando cultivamos las virtudes, cuando ejercemos nuestra libertad de
ser virtuosos.
Quiero
creer que entonces, no nos sentiríamos tan a gusto consumiendo morbo, pecado y
miseria. Probablemente sería el fin de
una gran industria y muchas personas perderían su trabajo; pero estoy
convencida de que el mundo y cada persona que lo habita, vibraría en otra
sintonía si lo que consume en las pantallas sólo estuviera creado desde la
energía del Amor y la Luz.
Susannah
Lorenzo©
/ Tejedora de Puentes
Si pudiera enseñarle una oración o un rezo a
Susie, la niña pequeña sería:
Yo, mujer, niña virtuosa (hombre virtuoso),
Acepto en gratitud los dones concedidos bajo la Gracia del Espíritu Santo, los honro sabiendo que soy digna/o de Tu Amor, porque fui creada a tu imagen y semejanza, desde tu aliento Divino y en todo de acuerdo con Tu Plan.
Abro mi corazón para que me habites desde tu sabiduría amorosa, para poder amar con compasión, empatía, respeto y alegría.
Aquieto mi mente para que tu voz haga eco en mi voz y transforme tu voluntad en palabras benditas que se escriban y se lean para mi bien mayor y el bien mayor de cada persona que llega a mi vida.
Dame Señor la sabiduría para reconocer mis virtudes y cultivarlas bajo la Gracia y de manera perfecta, inspirando belleza, bondad, armonía y paz en mis pensamientos, palabras, acciones, silencios y omisiones.
Recuérdame siempre que soy perfectamente imperfecta, creada como un ser único, irrepetible, asombroso y divino para manifestar la esencia de mi alma y descubrir las maravillas que puedo hacer en Tu Nombre.
Elijo sostener el Amor en Dios y con Dios, porque allí donde hay Amor, no hay miedo, y el Amor es la fuerza poderosa con la que Tú creas, transformas y sanas.
Aquí me tienes, Dios, virtuosa como Tú me creaste, amándome como Tú me amas, mirándome como Tú me miras; porque sólo así puedo amar y mirar a otros como Tú lo haces.
Aquí estoy, Dios, dispuesta a vivir la aventura de la incertidumbre, confiando en Tu Plan Divino.
Soy la arcilla virtuosa que se hace forma en tus manos; soy la palabra virtuosa que habla con tu voz; soy la mano compasiva que calma con tu amor; soy la mirada sabia que contempla con tus ojos; soy los pies que caminan al ritmo de tu latido; soy la boca que besa el cáliz sagrado; soy el alma virtuosa que abre sus alas para dibujar cielos en cavernas oscuras y cultiva jardines en desiertos pedregosos.
Soy Dios, mi Padre y Señor, tu hija/o virtuosa honrando tu creación, en gratitud y celebración porque soy digna de que me habites, me puebles y me transformes.
Susannah Lorenzo© / Tejedora de Cielos
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