¿Por qué confiamos?
Confiamos porque amamos, porque somos buena gente, porque nos cuesta aceptar que hay gente mala y mezquina; porque vemos a los otros como los queremos ver: porque a veces nos vemos las señales y otras veces las ignoramos. Cuando bajamos la guardia y confiamos en la persona equivocada, nos sentimos humilladas, traicionadas, usadas, frustradas, impotentes, dolidas, desprotegidas y sumamente culpables. Revisamos cada detalle de nuestra memoria, cada momento y cada palabra. Sea como sea, siempre salimos perdiendo; o eso creemos. En estos días leí una publicación en inglés que explicaba que cuando damos algo bueno, inevitablemente quien lo recibe se transforma y aprende a expandir su consciencia y dar también bondad a otros. Creo que eso no siempre funciona así. Hay personas que son parásitos energéticos y solo saben vivir tomando o recibiendo de otros. Hay quienes se viven cobrando en otras personas lo que creen que la vida les adeuda. Algunas personas que han sido...