La mujer perdida

 8 de marzo de 2021

Día Internacional de la Mujer

Artist: Karol Bak


Siento que no tenemos mucho por celebrar, creo que no hemos avanzado tanto y me pregunto si no hemos equivocado el camino.

En algún momento de mi vida me enorgullecí de ser una luchadora, un prototipo de Mujer Maravilla, una ‘mujer’ capaz de hacer de padre y madre y trabajar a la par de varones,  para darles a mis hijos todo aquello que necesitaban (al menos en lo que refiere a bienestar físico).

Pero esa supuesta igualdad laboral, significó resignar momentos de maternidad, calidad de vínculos, reprimir emociones, anular ciclos naturales femeninos e ignorar necesidades y dolores de mi cuerpo.  Es que para ‘luchar’ a la par de los hombres, terminamos masculinizando nuestra vida, reprimiendo nuestra energía femenina y potenciando nuestro lado viril: ese que nos permite salir a cazar, traer la recompensa a casa y omitir nuestros instintos más sagrados.

Desde que recuerdo, desde que comenzó esta rebelión de las mujeres contra el machismo y el patriarcado para hacer valer sus derechos, nos la hemos pasado luchando: luchando contra el sistema, luchando contra los hombres, luchando contra el sometimiento, luchando para darle de comer a nuestros hijos, luchando para que se cumplan los derechos de nuestros hijos, luchando para poder estudiar, luchando para poder trabajar, luchando para poder tener un techo, luchando para ser escuchadas, luchando para ser respetadas, luchando para ser reconocidas, luchando…

En el camino, los hombres perdieron su rumbo, su rol, y sus destrezas; se dedicaron a defender lo que creían propio y terminaron presas del mismo machismo y patriarcado, incapaces de evolucionar (emocionalmente hablando) y adaptarse a nuevas formas de relaciones personales.

Como resultado, hay más violencia, más enfermedades mentales, más depresión, más frustración, más enojo, más guerras interiores, más guerras familiares, más enfermedades crónicas, más insatisfacción, más intento de control, más sometimiento y menos libertad.

Creo que en vez de luchar y jugar a ser guerreras invencibles, deberíamos retomar el camino de la sacerdotisa, de la mujer medicina, de la criatura sensible y vulnerable; y hacer lo que mejor sabemos hacer: amar, curar, enseñar, educar, bendecir, hacer alquimia en las cocinas, bailar y hacer el amor con las palabras y las manos.


Artist: Karol Bak


No será fácil: ya no hay hogueras en las plazas públicas, pero hay condenas en las redes sociales y juicios en el murmullo de la muchedumbre.  Caímos en la trampa y dejamos que el sistema nos convenciera de que era mejor masculinizarnos, controlar nuestras menstruaciones (o dejar de menstruar en el ‘mejor’ de los casos), volvernos insensibles, frías y calculadoras, desatender nuestros hijos, ejercer nuestra ‘libertad’ de hacer todo lo que nuestras antecesoras no pudieron hacer y dejar de vestirnos como machis campesinas que nada saben de la modernidad.

Solo nosotras podemos enseñar a nuestros hijos el camino del amor y la ternura, solo nosotras podemos curar las heridas que nos hicieron y nos hicimos, solo nosotras podemos enseñarles a los hombres a bailar con las emociones y sanar los abismos. Somos la sacerdotisa del templo y como tal, debemos recuperar lo sagrado en nuestras vidas. 

Hemos abandonado nuestros hogares, hemos dejado que otras personas inculquen en nuestros hijos valores contra los que nosotras luchamos,  hemos dejado que se apague el fuego del caldero, hemos olvidado los rituales y nos hemos avergonzado de nuestros dones y herencias ancestrales; hemos comprado el cuento de que la magia existe solo en la ficción y los milagros suceden en las iglesias cuando los santos redimen su nombre.

Hemos poblado las calles con gritos, pancartas, altavoces y marchas. Hemos dejado de usar el delantal en la cocina y creemos que el arte de bordar y tejer es una antigüedad pasada de moda que desmerece a una mujer moderna.

Queremos imponer nuestros derechos, exigir que nos escuchen, obligar a que otros hagan lo que necesitamos y queremos derrocar el poder que nos somete,  con los mismos recursos que ellos usaron para debilitarnos.

Debemos enseñar a nuestras niñas la alquimia de la cocina, el arte perdido de las labores que acomodan el alma, la magia sanadora de nuestras manos, el poder de una plegaria, el conjuro de las palabras, la bendición de los ciclos y los secretos de la luna.

Debemos enseñar a nuestros niños que la sensibilidad es una virtud, las lágrimas son una forma de sanar y la vulnerabilidad nos permite crear puentes honestos con las personas que amamos.

Debemos recuperar a nuestros hombres, recordarles el camino de lo sagrado, bendecir sus heridas, acompañarlos en su viaje de sanación, sostener su mano cuando se miran al espejo y ayudarlos a descubrir su nuevo rol en este mundo tan caótico y cambiante.

Artist: Karol Bak


Creo que realmente podremos celebrar como mujeres, cuando podamos ejercer nuestra feminidad sin prejuicios ni condenas, cuando hayamos sembrado tanto amor y tanta ternura que las nuevas generaciones dejen de hacer la guerra en sus casas y en las escuelas. Habremos ganado cuando podamos criar hombres sanos y amorosos, capaces de encontrar la paz en su corazón y lidiar con las tormentas de su mente.

Siento que cuando limitamos a los hombres a su capacidad reproductiva (como agentes biológicos de paternidad) o como un objeto de placer sexual, los estamos cosificando tal como ellos hicieron con nosotras.  Tanto hombres como mujeres, somos almas, seres espirituales teniendo una experiencia humana.  Dentro de cada uno de nosotros, está la capacidad de recordar el camino de lo sagrado, de relacionarnos más allá de nuestro cuerpo y nuestro mundo visible.

Dicen que el opuesto del Amor es el miedo. Y acaso, este miedo creciente que ejercemos y dejamos que nos impongan nos aleja del Amor y la Divinidad que nos habita. Mientras nos siga asustando lo intangible, lo mágico, lo invisible, la sensibilidad, la intuición y la falta de control sobre lo que sucede fuera de nosotros, estaremos despojándonos de todo aquello que nos hace verdaderamente Mujeres. 

Somos Mujeres Lunares, somos Sacerdotisas, somos Diosas, somos Mujeres Medicina, somos Maestras, somos Artesanas, somos Alquimistas, somos Madres, somos Magas, somos Machis, somos Curanderas, somos Poetisas; somos una con la Madre Naturaleza que fluye y sucede sin forzar, sin imponer, sin controlar, sin luchar.

Susana Lorenzo©

Escritora bilingüe

Terapeuta Holística

Imágenes: Karol Bak

 


Artist: Karol Bak

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