Todos queremos lo que no tenemos

La persona que tiene que salir a trabajar todos los días en medio de la pandemia, quisiera poder quedarse en su casa y hacer cuarentena.

Quien está encerrado en su casa porque su trabajo no es esencial, quiere encontrar un motivo que le permita volver a salir.

Quien no puede salir de su casa ni tampoco trabajar, le gustaría tener un sueldo que le permita pagar sus cuentas y comer bien todos los días.

Quienes están agobiados del encierro con sus hijos darían lo que fuera por una semana de soledad y silencio.

Quienes viven en completa soledad quisieran sentir un abrazo, risas, ruidos y hasta un beso pegoteado de mermelada.

Quienes se quejaban de no tener tiempo libre y de no poder disfrutar de su casa y su familia, ahora están pendientes de un futuro incierto, en vez de disfrutar cada momento presente.

La mayor parte de las personas tiene su energía y su enfoque puesto en lo que hará cuando termine la dichosa cuarentena. Mientras tanto se dejan ganar por el miedo, la psicosis, la angustia y la negatividad que se distribuye y contagia gratuitamente en las redes y los medios de prensa.

Nadie eligió esta realidad, pero a cada quien le toca, en su pequeño universo, enfrentarse con realidades que de algún modo venía negando hasta ahora.

Todo se hace evidente, la verdad de cada persona y cada relación se manifiesta, las ficciones sociales se hacen insostenibles, los lazos y los Puentes se desnudan, nuestros defectos se nos ríen en el espejo, nuestras excusas se desmoronan como castillo de naipes, nuestros vicios nos dominan, nuestras debilidades nos inhiben, nuestros miedos nos paralizan y nuestras actitudes nos definen.

Juguemos a que esto seguirá por mucho tiempo.
Juguemos a que esta crisis es un punto de inflexión para hacer eso que nunca tuvimos el valor de hacer.
Juguemos a que disfrutamos de nuestra vida así tal y como es.
Juguemos a que tenemos que resolver El Trabajo Práctico de nuestra vida y lo hacemos con honores.

Juguemos a que mañana no existe y hoy es lo único que nos queda.

No me cuentes lo que no podés hacer.
No te quejes de lo que te toca en suerte porque lo que sucede en tu mundo privado es en gran parte, el resultado de decisiones anteriores, de tus pequeñas elecciones.

Contame qué podés hacer para que tu vida sea más bonita.                                    

Hablame de quién se sintió aliviado con una palabra tuya hoy.                                          

Mostrame lo que estás haciendo para hacer realidad tus sueños.

Celebremos la siembra, disfrutemos lo poco y lo mucho, bendigamos con la palabra y el pensamiento, demos gracias antes de dormir y renovemos nuestros votos al despertar.

Si todos queremos lo que no tenemos y dejamos de apreciar lo que tenemos, no somos más que un puñado de humanos malhumorados, odiosos y distantes, desconectados de nuestra alma, nuestra alegría y nuestra misión en esta tierra.

La libertad por excelencia, es mantener la capacidad de elegir qué pensar y qué sentir.

Ya hemos perdido suficiente tiempo.

Bailamos?

🌷Susannah Lorenzo
Tejedora de Puentes

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