Apenas un montón de cristos

Tantos Cristos desparramados en cuartos que huelen a encierro y abandono.

Romanos que latigan con sus palabras y ofenden con sus manos colgajos de piel que alguna vez fueron cuerpos sagrados.

Sus ojos tienen sed de ti, Señor, y me pregunto, ¿qué hicieron para merecer tanta crueldad?
Sus bocas ya no gritan, apenas susurran, cansados de suplicar una gota de compasión.

La sonrisa es apenas un código secreto entre quienes conservan su cordura.  Los locos tienen la suerte de ya no recordar su nombre y en los laberintos perdidos se salvan de la humillación.

La buena gente paga a mercenarios carceleros que se ocupen de los despojos.

Mientras tanto, en tu nombre, las misas ignoran lo que sucede fuera de los santos aposentos.

Soledad Lorena
Susie
Con el corazón partido y rebelado
8 de octubre de 2017


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