Creemos en Jesús, o incluso en Dios, con la misma certeza que creemos en duendes, hadas y hechiceros. Como una gran obra literaria, escuchamos, leemos y repetimos ‘la palabra’ escrita por los hombres según la oralidad preservada de aquellos tiempos y el trabajo de numerosos traductores que le dieron, cada uno, su interpretación humana y subjetiva. Los que verdaderamente vieron y escucharon a Jesús, los que recibieron los mensajes de Dios, no tenían celulares, cámaras de fotos ni un canal de YouTube; incluso el arte no estaba tan desarrollado como ahora. Sin embargo, confiamos en que tantos mensajeros iluminados hicieron bien su trabajo para que las metáforas y parábolas llegaran supuestamente intactas a nosotros. Con mi experiencia profesional como traductora e intérprete, puedo asegurarte que no hay dos traducciones idénticas para un mismo poema o una misma metáfora, la traducción dependerá enormemente del nivel de consciencia, de la comprensión lectora y de...
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