Preguntas incómodas
¿Cómo sería el mundo si al menos el 50% del dinero que se gasta en el negocio del futbol, se invirtiera en educación y cultura? Desde que era una niña pequeña siempre he hecho preguntas incómodas, esas preguntas que una niña buena no debería hacer. Probablemente, una parte de mí conoce la respuesta y no quiere decirla en voz alta porque me avergüenza que haya tanta mezquindad en nuestra humanidad. Ciudades y países enteros se detienen para sentarse o pararse frente a una pantalla para ver un partido y alentar por su equipo, con la necesidad de llegar a la final, con la premisa de ser los mejores del mundo. Personas comunes que jamás se creen capaces de lograr sus sueños, se suben al sueño colectivo de volverse campeones y vencer incluso a países que no saben donde están geográficamente. Hay una necesidad primal de ser reconocidos como vencedores, de sentirse superiores al resto y ostentar la cucarda dorada como el mejor novillo de la cuadra. Personas que apena...