‘Por su bien’
Preceptos, decretos, sentencias, prejuicios… Cada quien hace de su verdad una ley y se cree con derecho de ser juez y parte en los pecados mundanos de los otros. Ella dice que su corazón a Jesús le pertenece. Ella cree que llevar su nombre es una cruz que carga desde que llegó a este mundo. Ella creyó que su familia era su ley. Ella se dejó crucificar cuando la traición terminó de lastimar su corazón en pena. Ella cree que está pagando sus culpas y pecados según los mandos de quienes alegan ser dueños de la razón. Por su bien, fue guardada bajo siete llaves, despojada de toda dignidad, respeto o consideración. “Ya era hora”, decían, de aquietar su osadía, de domesticar su soberbia y amansar sus bríos de mujer independiente. En pleno siglo XXI, aún se cree que una mujer sola es un peligro para sí misma y porque no, para los otros. Intento recordarla altanera y desafiante. Trato de rescatar sus manualidades, sus manos enseñándom...